Los resentimientos
Los Resentimientos, Psicoterapia Gestalt en el Distrito Federal, DF,
Ciudad de México

En toda relación humana, desde la más ocasional a la más profunda, cada una de las partes espera a que la otra se comporte de determinada manera y a esto lo llamamos: Expectativas. Significa vivir esperando que las demás personas sean, piensen sientan y actúen como yo quiero.

Los resentimientos nacen de las expectativas frustradas, que quiere decir esto; Cuando damos por seguro y creemos que es lo justo que el otro actué de determinada manera en una situación o circunstancia que tiene significado especial para nosotros, cuando no sucede, nos sentimos ofendidos, dolidos y sobre todo frustrados. Así comienzan los resentimientos.

Dicen por ahí que el resentimiento es un veneno que preparamos para que la otra persona se tome cuando en realidad los que lo bebemos somos nosotros y es a nosotros a quienes nos hace daño ese veneno.

El dolor que esperamos que el otro sienta con nuestro enojo o resentimiento en realidad lo recibimos nosotros ya que la mayoría de las veces la otra persona ni se entera de nuestro sentimiento.

Cuando una persona está resentida con alguien, desea vengarse. Quiere que el mismo dolor que está sintiendo, lo padezca el otro y, por lo tanto, lo primero que se le ocurre es retirarle lo más importante que está dando: su amor, su afecto, su amistad o su interés, dependiendo del tipo de relación que tengan. Lo importante es que el otro se dé cuenta de que está herido y esto le duela.

Quien está resentido con otro, va destruyendo poco a poco su relación porque, a partir de su dolor, aplica una forma injusta e intransigente para juzgar lo que la otra persona hace o deja de hacer.

El resentimiento impide que veamos la relación como es, ya que la vemos a través de los lentes del dolor y la frustración que sentimos al darnos cuenta que la otra persona no es como queremos que sea lo que impide el contacto y la expresión verdadera del amor u afecto que sentimos, obteniendo en cambio enojo ante lo que la otra persona hace, piensa o siente, posiblemente nos volvamos menos tolerantes y ya en casos extremos llevemos la relación a una ruptura.

Esto lo aplica no sólo al presente y al futuro sino a su análisis del pasado, y allí encuentra muchos motivos de queja de los que “no se había dado cuenta antes”. Ya no somos flexibles, ni comprensivos y la buena voluntad que teníamos hacia esa persona se esfuma. Ahora, debido al dolor que sentimos, nos convertimos en “un enemigo” y ya no estamos dispuestos a disculpar nada.

Cuando las cosas llegan a este punto, lo único que nos parecería aceptable sería que el otro se diera cuenta de “lo que nos hizo” –a veces pretendemos que esto suceda sin decírselo directamente -, que nos presentara disculpas y que, de alguna manera, nos dijera que también le duele que le quitemos nuestro aprecio.

Generalmente, no sucede nada de esto y aún cuando estamos muy dolidos, es posible que el otro ni siquiera se haya enterado del asunto.

El que verdaderamente sufre con el resentimiento es el que lo siente, no es otro.

El esclavo es el que espera a que alguien venga a liberarlo.
E. Pound

Yo soy Yo.
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas.
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú.
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
será maravilloso.
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a mí mismo,
cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a ti,
cuando intento que seas como yo quiero,
en vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.
Fritz Perls